Probablemente ya habrás leído que esto del storytelling, que está ahora tan de moda, en realidad acompaña al ser humano desde el inicio de los tiempos, que las pinturas rupestres ya son una forma de storytelling y que el hecho de contar historias es inherente al ser humano.
Y es todo verdad. Pero, ¿Por qué? ¿Por qué contamos historias? Probablemente tengamos que volver a las cavernas para darle respuesta a esa pregunta. Vayamos por ejemplo a Altamira. Todos conocemos sus asombrosos bisontes y ciervos. Y pongámonos por un momento en la piel de uno de aquellos primeros hombres.
Estamos en los albores de la primavera. Las nieves, que siguen dominando los picos de las montañas, ya se han fundido en las praderas y el día, que recién empieza, va a ser agradablemente fresco. La partida de caza ha salido temprano, las últimas provisiones ya se han terminado y el clan necesita comida. El viento trae todo tipo de olores, pero de repente distinguen uno inconfundible. Una manada de bisontes. Hay muchos animales, algunos paciendo la hierba fresca, otros tumbados, aún adormilados. El cazador los observa. Y de todo lo que hay a su alrededor, las montañas, los árboles, sus propios compañeros de partida, lo más importante son los bisontes. De vuelta a su cueva, con la presa que alimentará a todo el clan durante unos días, el cazador es consciente de que sin ese bisonte, probablemente morirían. Mira hacia el techo y unas rocas le recuerdan la forma del animal tal y como lo ha visto esta mañana, tumbado y dormido. Quiere enseñarle al clan el bisonte, necesita contarles cómo ha sido la caza. Que fue rápida, que de repente todos los animales echaron a correr asustados, que él también tenía miedo y que al final lograron abatir a uno.
Contando, a través de las pinturas, su vivencia, el cazador ordena su realidad, le da forma y prioriza aquello que es más importante: la supervivencia.
Perdemos el miedo de aquello que entendemos.-Marie Curie-
Demos un salto en la historia. Grecia. s. V a.C. El cielo de la tarde se ha ido oscureciendo, nubes plomizas han tapado el sol y el viento sopla fuerte y frío. Al campesino le ha dado el tiempo justo de guarecerse en su humilde casa antes de que caigan las primeras gotas de lluvia y un rayo ilumine con su luz blanca, cegadora, todo el campo. El sonido del trueno es un crujido ensordecedor, como si el cielo se hubiera partido por la mitad. El campesino, asustado, le reza a Zeus, dios del rayo.
Obviamente, en la antigua Grecia no disponían del conocimiento meteorológico para explicar qué es una tormenta y por qué sucede, pero el hombre es curioso por naturaleza y quiere saber, necesita una explicación para un fenómeno que le aterra, que asola sus campos e inunda sus corrales. Entender lo que está pasando es la única forma de buscar un remedio que calme a los elementos. Así que, sin posibilidad de tener otra explicación, resuelve que Zeus se ha enfadado por algún motivo, quizás rezando pueda aplacar su ira.
Por supuesto que el relato mitológico va mucho más allá y es mucho más complejo, pero en esencia, el hombre busca darle sentido a lo que le rodea y lo encuentra creando un universo de dioses que, caprichosos, juegan con el destino, la suerte y la vida de los humanos. Las historias que conforman la mitología sirven para exorcizar el miedo en un mundo tan terrible como bello.
A veces la realidad es demasiado compleja. Las historias le dan forma.-Jean Luc Goddard-
Demos otro salto más. Si te pregunto qué es lo primero que piensas cuando digo las palabras amor puro, ¿qué viene a tu mente? Probablemente Romeo y Julieta. ¿Y si te digo celos? ¿Otello, quizás?
Contar historias es la herramienta que hemos utilizado para traducir los grandes conceptos del ser humano, nuestras emociones y sentimientos. Aquello que nos confunde, nos exalta, aquello que nos aterra de nosotros mismos y aquello que nos hace, aunque sea sólo por unos segundos, tocar el cielo con las manos.
El storytelling, es pues, la manera que ha encontrado el ser humano para ordenar su realidad, exorcizar sus miedos y entender nuestra propia naturaleza.
Potente, ¿verdad? Ahora piensa en ello aplicado a la estrategia de tu empresa. ¿Cómo puedes ayudar a tu cliente/consumidor a ordenar su realidad? ¿Cómo puedes ayudarle a entender o superar aquello que le puede causar miedo o ansiedad? ¿Conoces cuáles son los grandes conceptos de la vida que le motivan? Esas respuestas te darán las claves para articular un storytelling que conecte con tu cliente más allá de tu producto o servicio y poder crear así una relación de confianza.