A veces escribo emails sobre marketing, ventas y branding.
Mis emails no son para todo el mundo.
¿Porqué? Porque emails sobre marketing, ventas y branding para todo el mundo hay millones. Para todos los gustos. De todos los estilos y pelajes.
Los míos son diferentes.
Para empezar.
NO pienso escribirte todos los días. ¿Estamos locos? 🤨🤨 Ni tampoco todas las semanas.
NO voy a decirte lo que tienes o no tienes que hacer con tu negocio.
NO voy a darte lecciones vitales que están más sobadas que un cubo de calimocho en los 90.
NO voy a regalarte ningún ebook, ni plantilla, ni guía, ni nada de todo eso a cambio de tu suscripción. Apuesta por mí, a ciegas, sin intercambios ni trueques. O no lo hagas.
NO tengo cursos, ni trainings, ni directos, ni lanzamientos, ni masterclasses, ni afiliados. Nada de nada. Alquilo mi talento y mi pluma y nada más. Llámame mercenaria. O romántica. O ambos.
¿Para qué, dirás tú, querrás entonces recibir mis emails?
Para emocionarte.
Para sacarte una sonrisa.
Para que te vayas a la cama sabiendo una cosa más.
Para que sigan las historias.
Para que tengas algo que contar mañana en el café.
Para que te borres, me eches de menos y vuelvas.
Para que huelas el perfume del jazmín una tarde brumosa de invierno.
Para quitarle las telarañas a tu imaginación.
Para mover el suelo bajo tus pies.
Para que te hagas preguntas. Y se las hagas a otros.
Para eso es.
¿Y qué tiene que ver eso con el marketing, las ventas y el branding?
Todo. Tiene todo que ver.
Ya te he dicho que mis emails no son para todo el mundo. Pero si son para ti,
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